¿Por
qué hablamos de inclusión en educación?
Durante la década de los noventa los pases de
América Latina iniciaron una serie de reformas educativas orientadas a lograr
el acceso universal a la educación básica y al mejoramiento de su calidad y
equidad, sin embargo, todavía persisten importantes desigualdades educativas.
Es urgen el desarrollo de políticas decididas de equidad para que la educación
cumpla con una de sus funciones fundamentales; contribuir a superar las
desigualdades de origen de los alumnos para avanzar hacia sociedades más
justas, equitativas y democráticas.
La mayoría de los países adoptan en sus
políticas y leyes los principios de la Declaración de Educación para Todos,
pero en la práctica existen distintos factores que excluyen y discriminan a
numerosos alumnos del sistema educativo. A pesar del gran avance alcanzado en
el acceso a la educación aún no se ha logrado la universalización de la
educación primaria, y persisten problemas de equidad en la distribución y
calidad de la oferta educativa en el acceso al conocimiento. En aquellos países
en los que se cuenta con datos desagregados, los colectivos más excluidos son
precisamente los que más necesitan la educación para superar su situación de
desventaja o de vulnerabilidad, niños de zonas rurales aisladas o de extrema
pobreza, niños indígenas y desplazados, y niños y niñas con discapacidad.
Todos sabemos muy bien que la sociedad excluye
a muchas personas por diferentes motivos: diferencias políticas, religiosas,
económicas, lingüísticas, raciales, de sexo, de capacidad, etc. Pero lo peor de
todo es que la educación en lugar de ser un instrumento para transformar la sociedad
se convierte muchas veces en un instrumento reproductor de ésta, acentuando las
situaciones de desventaja con las que numerosos niños llegan a la escuela.
Todavía existen en el mundo muchas personas
excluidas de la educación desde tempranas edades o que, incluso accediendo al
sistema educativo, reciben una educación de menor calidad. La rigidez del
sistema tradicional de enseñanza, la certificación de estudios, la imposición
de modelos poco adecuados a la realidad de los países, la homogeneidad en los
planteamientos curriculares, son fuente constante de segregación y exclusión.
De ahí que una de las grandes preocupaciones de la UNESCO sea la de transformar
los sistemas educativos, para convertirlos en verdaderos instrumentos de
integración social que permitan la plena participación de los ciudadanos en la
vida pública.
Una mayor equidad es un factor fundamental para
conseguir un mayor desarrollo y una cultura de la paz basada en el respeto y
valoración de las diferencias y en la tolerancia. Difícilmente se puede
aprender a respetar las diferencias si no se convive con ellas, si las
diferencias de cualquier tipo se obvian y se excluyen. Una cultura de paz tiene
que ver con equidad, justicia e igualdad. Conseguir el acceso de toda la
población a la educación básica es un primer paso para avanzar hacia una mayor
equidad, pero ésta sólo será realmente efectiva cuando se asegure la verdadera
igualdad de oportunidades y cuando la calidad de la educación sea para todos y
no sólo para unos pocos. Es difícil separar calidad de equidad si se considera
que la equidad no es sólo igualdad de acceso, sino también de derechos a
recibir una educación de calidad, y que un criterio importante para definir una
educación de calidad es precisamente que ésta sea capaz de dar respuesta a la
diversidad.
El derecho a un trato justo y a
una educación que incluya a todos
La
ex relatora de Naciones Unidas para el derecho a la educación, Tomasevsky
(2002), señala que los paises suelen seguir tres etapas para asegurar el pleno
ejercicio del derecho a la educación:
ü La primera consiste en conceder el derecho a la educación a
todos aquellos que, por diferentes causas están excluidos (pueblos indígenas,
personas con discapacidad, comunidades nómadas, etc.) pero con opciones
segregadas en escuelas especiales o programas diferenciados para dichos
colectivos.
ü La segunda etapa enfrenta la segregación promoviendo la
integración las escuelas comunes pero manteniendo inalterables los sistemas
educativos. En los procesos de integración las personas o grupos que se
incorporan tienen que adaptarse a la escolarización y enseñanza disponibles,
independientemente de su lengua materna, su cultura o sus capacidades.
ü La tercera etapa exige la adaptación de la enseñanza a la
diversidad de necesidades educativas del alumnado, que son fruto de su
procedencia social y cultural y de sus capacidades individuales en cuanto a
motivaciones, capacidades e intereses. Desde esta perspectiva, ya no son los
grupos admitidos quienes se tienen que adaptar a la escolarización y enseñanza
disponibles, sino que éstas se acomodan a sus necesidades para facilitar su
plena participación y aprendizaje. Ésta es la aspiración del movimiento de la
inclusión.
El derecho a la
participación
La participación es de vital importancia para
el ejercicio de la ciudadanía, por ello uno de los propósitos de la educación
es capacitar a las personas para que participen las diferentes actividades de
la vida humana. La participación está relacionada con la posibilidad de tomar
decisiones que afecten a la vida de las personas y de las comunidades en las
que viven. En el artículo 12 de la Convención de los Derechos del Niño se
establece que los adultos han de proporcionar a los niños las condiciones y estímulos
necesarios para que puedan manifestar su opinión sobre todos los asuntos que les conciernen, así como de
administrarles informaciones adecuadas a su edad, en base a las que puedan
elaborar sus propios puntos de vista. Desde la perspectiva de los derechos del
niño, participación y autonomía están estrechamente relacionadas. A medida que
los niños adquieren mayores competencias disminuye las necesidades de
orientación y aumenta su capacidad de asumir responsabilidades y tomar
decisiones sobre los asuntos que les atañen. Es preciso encontrar un equilibrio
entre el reconocimiento de los niños como protagonistas activos de su propia
vida con la necesidad que tienen, al mismo tiempo, de recibir protección. La
participación también alude a la necesidad de que todos los niños sean
protagonistas activos de su proceso de aprendizaje y participen lo máximo
posible del currículo, de las actividades educativas y de las decisiones de
funcionamiento de la escuela y las aulas.
Inclusión:
un asunto de derechos humanos
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Una de las finalidades de la educación es
contribuir a la integración y la cohesión social, sin embargo, a pesar de los
esfuerzos que vienen realizando los países es posible constatar que la
educación está reproduciendo los patrones sociales de exclusión y generando
múltiples exclusiones, más o menos explícitas, al interior de los sistemas
educativos. En muchos países éstos reproducen la fragmentación social y
espacial de las ciudades, dando lugar a escuelas muy homogéneas y de muy
diferente calidad. La exclusión en educación no afecta sólo a aquéllos que
nunca han accedido a la escuela o son expulsados tempranamente de ella, sino
también a quienes estando escolarizados sufren discriminaciones o son
segregados por su origen social y cultural, por su género o sus niveles de
rendimiento y a quienes no logran aprender porque acceden a escuelas de muy
baja calidad. La exclusión educativa es por tanto un fenómeno de gran magnitud
que merita una revisión profunda de los factores que la generan, sean éstos
internos y externos a los sistemas educativos, y el desarrollo de políticas
«intersectoriales» que los aborden de forma integral. Ante esta situación no es
de extrañar que el término inclusión o educación inclusiva haya adquirido
especial significación en los últimos años, aunque este concepto puede tener
diferentes acepciones. Con frecuencia se piensa que es una nueva manera de
denominar a la educación especial o a la integración de niños y niñas con
discapacidad, u otros con necesidades educativas especiales, a la escuela
común. Es decir, se está asimilando el movimiento de inclusión con el de
integración cuando se trata de dos enfoques con una visión y foco distintos. Esta
confusión tiene como consecuencia que las políticas de inclusión se consideren
como una responsabilidad de la educación especial, limitándose el análisis de
la totalidad de exclusiones y discriminaciones que se dan, al interior de los
sistemas educativos e impidiendo el desarrollo de políticas inclusivas
integrales (UNESCO/OREALC,2007a). La educación inclusiva es antes que nada una
cuestión de justicia e igualdad, constituyendo un impulso fundamental para
avanzar en la agenda de Educación para Todos.
La educación inclusiva implica una visión
diferente de la educación basada en la diversidad y no la homogeneidad,
considerando que cada alumno tiene unas capacidades, intereses, motivaciones y
experiencia personal única, es decir, las diferencias son inherentes a los
seres humanos y por lo tanto están dentro de lo «normal». La atención a las necesidades
educativas especiales se enmarca en el contexto de la atención a la diversidad
de todo el alumnado. La educación inclusiva es un enfoque diferente para
identificar y resolver las dificultades que surgen en las escuelas (Booth y
Ainscow, 2004).Desde este enfoque el problema no es el alumno sino el sistema
educativo y la escuela, por lo que la preocupación principal es identificar y
superar las barreras que enfrentan muchos estudiantes para acceder a la
educación, participar plenamente en las actividades educativas y tener éxito en
su aprendizaje. Desde el enfoque de la inclusión, a diferencia del de la
integración, los recursos y apoyos están disponibles para todos los niños y
escuelas que lo requieran, de forma que se puedan crear las condiciones que
permitan el pleno desarrollo, aprendizaje y participación de cada niño.
La educación escolar tiene como finalidad fundamental promover de forma intencional el desarrollo de ciertas capacidades y la apropiación de determinados contenidos de la cultura necesarios para que los alumnos puedan ser miembros activos en su marco sociocultural de referencia. Para conseguir la finalidad señalada, la escuela ha de conseguir el difícil equilibrio de ofrecer una respuesta educativa, a la vez comprensiva y diversificada; proporcionando una cultura común a todos los alumnos que evite la discriminación y desigualdad de oportunidades, y respetando al mismo tiempo sus características y necesidades individuales. Existen unas necesidades educativas comunes compartidas por todos los alumnos, que hacen referencia a los aprendizajes esenciales para su desarrollo personal y socialización, que están expresadas en el currículo escolar. Sin embargo, no todos los alumnos y alumnas se enfrentan con el mismo bagaje y de la misma forma a los aprendizajes en él establecidos; todos los niños y niñas tienen capacidades, intereses, ritmos, motivaciones y experiencias diferentes que mediatizan su proceso de aprendizaje, haciendo que sea único e irrepetible en cada caso. El concepto de inclusión y equidad comprende la difícil tarea de preparar las condiciones necesarias para que los niños, niñas y jóvenes de hoy y del mañana, logren adquirir las competencias para la vida que les permitan hacer frente a un mundo social cambiante, y por tanto, es necesaria la atención y el reconocimiento de las necesidades educativas del país así como una administración política que priorice el bienestar social de sus escuelas en entornos urbanos y rurales.
ResponderEliminarBasándonos en las articulo 3 de nuestra constitución política mexicana, se nos habla sobre la educación obligatoria para cada individuo, tomando en cuenta esto la educación deberá respetar y promover la participación de los discentes durante su proceso de aprendizaje, con esto se busca una igualdad que se represente durante dicha participación, no se podrá actuar de manera egoísta, es decir, al hablar de inclusión se tomará la participación total de un miembro con el resto, en el que todos salgan beneficiados. Tal vez puedan considerarse como problemas las necesidades que los alumnos tengan, pero antes de eso debemos tomar en cuenta nuestro problemas, para poder resolverlos, nada es imposible, y para un niño tampoco lo es, para ninguna persona tampoco, es por eso que los diversos ritmos de aprendizaje de los alumnos deberán ser atendidos conforme a su necesidad se presente. Sin duda alguna hablar de inclusión no es algo fácil, pero tampoco quiere decir que no se pueda, el contexto influirá en las decisiones que se tomen, siempre y cuando sea en el beneficio de los educandos.
ResponderEliminarLa educación inclusiva es un modelo educativo que busca atender las necesidades de aprendizaje de todos los niños, jóvenes y adultos con especial énfasis en aquellos que son vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.
ResponderEliminarNos encontramos inmersos en la sociedad del conocimiento, en donde existen demandas hacia los docentes en las escuelas; siempre se busca el bienestar y el desarrollo optimo de los alumnos, sin importar aspectos físicos, culturales o ideologías sociales, ya que el compromiso del docente es el de educar a los alumnos, que en el proceso de enseñanza-aprendizaje éstos tengan un excelente desarrollo.
Es importante hablar de inclusión porque hay discriminación, exclusión y segregación de ciertos grupos humanos, en determinados contextos y por diversas razones, entre otras, la raza, situación económica, clase social, origen étnico, idioma, religión, sexo, orientación sexual y aptitudes o habilidades.
ResponderEliminarEl reconocer que los seres humanos son distintos corresponde a asumir una postura en la que todas las personas tienen el mismo valor independientemente de sus características, su forma de pensar y de ser en el mundo.
La inclusión en la educación comprende un cambio en diversos aspectos: adecuaciones curriculares, capacitación de los maestros, apoyo de los padres de familia y del gobierno a través de USAER que se ha incluido en escuelas regulares para apoyar en el proceso educativo de los niños que presentan barreras de aprendizaje.
Uno de los objetivos es que los niños aprendan juntos en la escuela inclusiva, cada quien a su estilo y ritmo de aprendizaje, pero con la garantía de una enseñanza de calidad, con el programa de estudios adecuado, los recursos, la organización escolar y docentes preparados para atender a la diversidad.